Existen distintas patologías en la actualidad, que como tratamiento médico utilizan sustancias miorelajantes. Una de ellas, y cada vez más utilizada, es el tratar el Bruxismo metiante una sustancia miorelajante.
El bruxismo es un acto totalmente involuntario, y se conoce más comunmente por el hábito de rechinar y apretar los dientes de forma inconsciente y no funcional. Tratar el Bruxismo con una sustancia miorelajante puede ser una solución.
Aunque en sí misma no es una dolencia grave, se trata de un desorden funcional bastante frecuente que puede tener efectos nocivos sobre otros aspectos de nuestra salud, como dolor de cabeza, insomnio, dolor dental, muscular y de oído, depresión, problemas dentales y de masticación, etc.
Lo normal es que, a lo largo de 24 horas, una persona apriete los dientes de cuatro a diez minutos en total; una persona con bruxismo puede hacerlo durante cuatro horas, especialmente por la noche, cuando es más difícil de controla.
Afecta aproximadamente el 20% de la población y provoca dolor de cabeza, dolor muscular, contracturas tanto de los músculos del cuello, del oido y de la mandíbula. El bruxismo suele ser incosciente hasta que el dentista aprecia un desgaste exagerado de los dientes y patologías dentales asociadas.
El uso de la sustancia miorelajante para el tratamiento del bruxismo es un tratamiento seguro que reduce o elimina temporalmente este movimiento. Se inyecta unas dosis concretas en el músculo masetero reduciendo su fuerza si alterar el habla ni la masticación.
Además de la mejora de la calidad de vida que experimenta el paciente, este tratamiento también tiene beneficios estéticos. Con la relajación del músculo masetero, se consigue un rostro más estilizado, potenciando la forma de V. Se afina más el rostro y se definen más los pómulos.